Beatriz Becerra: «Estamos en un mundo en el que los hechos son opinables y las opiniones sagradas».

El pasado jueves estuvo en Navarra (virtualmente, participando en las tertulias de la Asociación Pompaelo) la ex parlamentaria europea Beatriz Becerra. Licenciada en Psicología Industrial y autora del libro “Eres liberal y no lo sabes” además de varias novelas, su biografía “de cuatro folios” como señalaba el presentador, Antonio Imízcoz, incluye desde la experiencia directiva en multinacionales de entretenimiento y una gran ONG hasta la responsabilidad sobre las comunicaciones en la difunda UPyD, pasando por unos años en Bruselas que incluyeron desde Brexit a Trump pasando por el escándalo de Cambridge Analytica y la gran crisis de refugiados, la crisis griega y del euro, y demasiadas cosas más, en los que (como vicepresidenta de la Subcomisión de Derechos Humanos entre otros papeles) estuvo sumamente activa. 

Fueron también años marcados por el desafío separatista catalán. Beatriz Becerra fue la persona que consiguió que el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, emitiera aquella famosa aclaración desarbolando las pretensiones separatistas catalanas de integrarse automáticamente en la Unión Europea tras el referéndum y la escisión unilateral. Hoy es Directora General de Participación, Migración, Acción Exterior, Cooperación al Desarrollo, Transparencia y Buen Gobierno en el Ayuntamiento de Málaga, una plaza ganada “en concurso y no por designación”. Su última aparición en la actualidad española fue a finales de 2020, al causar la disolución judicial de los restos de UPyD con una demanda por impago.

Europa para mí es el eje, es nuestra casa, el único espacio común en el que podemos crecer y de verdad ser alguien”. El descubrimiento de una “realidad que me obligó a arremangarme” y entrar en política le llegó tarde, con una carrera profesional ya bien desarrollada: “el momento del clic fue el 11-M”. La “brecha entre españoles” y “ese sentimiento de orfandad” le llevó a un nuevo partido, UPyD, “que encarnaba muchas de esas cosas” que sentía que había que hacer y “a ponerse a disposición” como voluntaria. De ahí, asumiendo más y más compromiso, al consejo de dirección del partido y la dirección de comunicaciones (“porque éramos cuatro”), y finalmente a Europa y a ser miembro pleno de varias comisiones (cuando la norma es una). “Una cosa fue llevando a la otra”. Era “mucha buena voluntad y cero recursos, y creer de verdad en algo porque considerábamos que había que hacerlo”.

Entre las comisiones en las que estuvo destaca Peticiones, que “es crucial, es la ventanilla del Parlamento Europeo, y tiene una capacidad de acción enorme”, y los temas de desarrollo e igualdad.

Que “elementos” a los que tuvo ocasión de conocer en Bruselas, como el presidente y la portavoz de Podemos, estén hoy en el gobierno le parece legítimo. “No hay nadie que se pudiera engañar” sobre qué son y cómo son. “Ese movimiento populista tuvo tal cobertura, tanto apoyo, y la capacidad de acceder a representación institucional” que el que un partido nominalmente socialdemócrata los lleve al poder “resulta difícil de aceptar pero no era algo que no pudiera ocurrir”. No es la primera vez que “la socialdemocracia se ve amenazada por una izquierda autodenominado ‘más fetén’ y más auténtica, y ante el temor de verse comido el terreno”, lo que ha hecho la socialdemocracia es identificarse o mutar hacia esa derivada populista. Es “la perversión de las instituciones, unas instituciones que se han constituido de manera absolutamente democrática”. España es “una democracia tan plena, tan amplia, tan generosa, que cabe todo esto. Lo que no debería caber es el consentimiento”. Citando a Primo Levy, insiste en que no podemos “consentir”, dar por bueno lo que pasa.

“Desmontar un sistema democrático no se hace de la noche a la mañana”, ni aunque la idea “tenga clientes”. Se hace con un plan, con apoyos, y siguiendo modelos previos. Combatirlo pasa por “recuperar el ‘suelo fáctico’”, volver a los hechos y los datos frente al voluntarismo, los sentimientos y los fuegos artificiales. Y “la ley, el Estado de Derecho, es lo que le da cobertura a la democracia”. Y “la libertad de opinión está muy bien tipificada, no hay que opinar”. “El suelo es ese, el marco es ese, y si queremos cambiar las normas hay que hacerlo cambiando las normas”. “Estamos en un mundo en el que los hechos son opinables y las opiniones son sagradas, y eso no lo puedes aceptar porque no es así”.

No sólo las opiniones no son sagradas, “no todas las opiniones son respetables. Lo que es respetable es tu derecho a expresarla” y asumir las consecuencias. “Hay opiniones que son criminales” y “los actos de palabra son hechos”. Son cosas básicas, como que “los derechos humanos son los derechos de los seres humanos”, no los de un grupo, una lengua o un territorio. “No existen diferentes” para unos y otros.

No siempre se puede hacer algo, pero no te pueden obligar a dar “tu consentimiento” a lo que está pasando. Con los datos en la mano, por ejemplo, “Fernando Simón es un mal centinela, es un mal funcionario, es un mal científico” por todo lo que ha hecho. “¿Cómo puede haber una sola persona decente que justifique eso?”. Y consentimos. Simón sigue ahí un año después y las personas que nos gobiernan lo han convertido en un referente.

Sólo queda “autoprotegernos y resistir”. Resistir en los entornos cercanos, en lo cotidiano. Porque “esto también pasará” y si mantenemos el fuego, y porque “hoy es más importante lo cotidiano que lo que pasa en el Congreso”.

“Muchos ciudadanos, sobre todo en Cataluña, han desistido.” La ex eurodiputada ya no ve más salida que un gobierno de concentración nacional, “ya desde 2019”, de “todos los que forman parte de esa democracia liberal”. “España se ha catalanizado en el mal sentido”. Pero no lo ve posible con los liderazgos actuales, salvo que por alguna razón lo que más les beneficie sea unirse. No hay mucho que se pueda hacer para detener “ese proyecto de destrucción de base del sistema democrático de España que tiene Podemos” porque “el PSOE de hoy es el PSOE de Pedro Sánchez”, lo ha cambiado y reconfigurado, absorbiendo competencias desde la Secretaría General, usando el mayor nivel de extremismo que tienen los afiliados respecto a los votantes para llevarlo a una podemización. “Al haber cambiado la forma de funcionar del partido, ya no hay contrapesos”, y a eso hay que sumar un líder que como “Sánchez es una persona perfectamente descrita en los manuales de psiquiatría”, un “perfil de libro”, y no es algo nuevo: ya lo mostró cuando después de lograr dos veces los peores resultados de la historia del partido, “él dijo que era lo mejor que había pasado nunca”. A alguien con ese perfil “nada le afecta”. “La realidad es la suya, no tiene ningún tipo de empatía ni de pudor ni de moral”: “para él, el mundo es suyo y se lo merece, y lo que tiene es poco”.

Sobre el futuro inmediato, los rumores de adelanto electoral tienen “mucho sentido”.

En cuanto a su ocupación actual en Málaga, lo más importante está siendo “el enorme número de solicitantes de asilo que se quedaban fuera del programa de protección internacional”. En concreto, los venezolanos (y algunos colombianos) a los que se otorga el asilo de manera exprés, y se quedan “literalmente en la calle” y sin el derecho a recibir asistencia y acompañamiento de primera acogida, tanto oficial como por organizaciones como Cáritas, debido a una medida de 2019 mal diseñada y que causa el efecto contrario al deseado.

Pero el problema grave de Venezuela no está aquí sino en Venezuela, y es un problema que se extiende. “Nuestra ministra de Asuntos Exteriores estuvo representando a España en la última reunión del Grupo de Puebla”, y la ministra de Igualdad también. Son los encargados de poner en práctica el plan del Foro de Sao Paulo, que “es impecable” y público, y recomienda leer.

La UE es nuestra casa en un mundo global, y “la democracia es el mejor modo de convivir los diferentes, porque establece un marco de convivencia en el que se respeta esa diferencia y se promueve que no haya ningún tipo de desigualdad, privilegio, discriminación. Es decir, la libertad y la igualdad como ejes cruzados en ese marco”. Y para defenderla en estas circunstancias hace más falta que nunca “ese risueño coraje” que dice Hannah Arendt.

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