Los tres monos que ni ven, ni escuchan, ni opinan.

Maldad, incompetencia, desidia, irrelevancia

De entrada, les pido disculpas. Hoy he empezado a escribir antes de desayunar y eso hace que me ponga ascético, místico y ligeramente inconexo. Es el hambre. Avisados están.

Verán, el pasado miércoles me tocó ver uno de esos pequeños descarrilamientos figurados que hacen que algo que podía haber sido bueno, bonito, elegante y sobre todo efectivo, no funcionara y encima generara una seria cantidad de malestar. Un descarrilamiento que se podía prever, que algunos temían, y que otros decidimos arriesgar. Y después de la escabechina, lógicamente, toca el análisis. Porque no todos los desastres son iguales ni hay que reaccionar igual.

Lo primero que hay que aclarar tras un desastre es si fue natural o provocado. Es decir, si fue algo imprevisible y ajeno a la voluntad de los presentes, o algo que se podía prever y responde a la voluntad de alguien. Unas (erupción en Canarias) pueden hacer tanto o más daño que las otras (puñaladas por la espalda) pero el tratamiento es diferente.

Por ejemplo, el otro día nos gastamos un dinero en el streaming de un evento y el streaming salió mal por problemas de red. Inesperados y esencialmente incontrolables: se habían hecho pruebas, recibido garantías y trabajado para remediarlo. Es una pena pero ya está.

Lo del miércoles fue diferente. Afectaba a tres entidades (llamémoslas Uno, Dos y Tres) y salió mal, a primera vista, por culpa de Tres. Pero mirémoslo de cerca. Hay cuatro tipos de causa posibles.

Maldad

La primera pregunta es si a Uno y a Dos se les perjudicó a propósito, por voluntad de hacer daño. Esto sucede muy pocas veces. Es verdad que hay competencia y rivalidad en el mundo, e incluso enemistades, y las teorías de la conspiración son una explicación muy cómoda, pero lo cierto es que la mayor parte de las veces la gente no dedica tiempo a pensar cómo poner palos en las ruedas a los demás. En este caso parece claro que la mayor parte de los implicados por parte de Tres no tenían la menor mala voluntad. Algunos la tenían buena o muy buena.

Incompetencia

“Se hace más daño por incompetencia que por maldad” es una observación que se confirma todos los días. Por no saber, por no informarse, por no verificar, por no preparar, por no evaluar bien los riesgos, alimentamos a la “mala suerte” y causamos daños que no teníamos intención de causar. Un incompetente con poder es mucho más dañino que una mala persona con poder, porque la mala persona centrará el daño en las cosas que quiere mientras que el incompetente lo esparce a su alrededor a cada oportunidad. En nuestro ejemplo, hubo dos tareas esenciales para el éxito que no se hicieron. Pero ¿quién las dejó sin hacer y porqué?

Desidia

La cita más famosa de Burke (“Para que el mal triunfe basta con que los hombre buenos no hagan nada”) se deja fuera a las mujeres pero acierta en lo demás. Lo de “esto no es asunto mío”, “con esto vale”, “que se ocupe otro”, cuando vemos que algo importante va mal y decidimos no mover un dedo porque no apetece, no encaja con nuestra agenda, no nos cae bien alguien o estamos muy cómodos en el sillón, es lo que permite que las cosas salgan mal. Porque es muy difícil que los daños provocados por maldad o incompetencia no sean detectados a tiempo por alguien que podría corregirlo… pero es muy frecuente que elija no hacerlo. Total, cuando se caiga el edificio nadie nos va a echar la culpa a nosotros sólo porque podríamos haberlo evitado, o al menos avisado.

Irrelevancia

Sólo existe lo que nos interesa. Eso no es una cita, pero vivimos como si fuera verdad revelada. Y lo malo es que lo que nos interesa a veces no incluye cosas que son importante para nosotros mismos (como dijo Maite Pagaza el día 21, la política nos afecta a todos) y no digamos a los que nos rodean. Pero es comprensible, el bienestar de los demás no es una preocupación nativa del animal humano. Es cosa de gente civilizada y con valores, y (no olvidemos) gente que cuenta con información de la que se puede fiar. Cuando la información no es fiable y las cosas de las que nos hablan no parecen afectar a nada ni nadie que nos importe… no existen. Los campos de concentración nazis no existían para los alemanes que vivían en la ciudad de al lado. Los campos de Stalin siguen sin existir para los comunistas de hoy. La situación de los no nacionalistas en algunos ayuntamientos navarros, o en varias provincias catalanes, o en demasiadas situaciones en el País Vasco, no es asunto nuestro. La discriminación en la administración sólo afecta al que asoma la cabeza o no habla el idioma adecuado. El paro juvenil enquistado no es problema de los trabajadores con empleo fijo y sus sindicatos, y el de los mayores de 50 no vende entradas. Mejor no meneallo, que hace ruido y tiran piedras y luego no sacamos nada en claro.

En resumen

Les prometo que pretendía escribir algo divertido, irónico, amable. Pero la falta de desayuno es lo que tiene.

Este miércoles, una persona hizo dejación de sus funciones y no asumió la responsabilidad en la organización de un acto. Otra no fue capaz de cumplir las suyas porque lo que contaba no pareció relevante a la prensa (sólo a un periodista y dos cámaras). Una tercera quiso cubrir el fracaso invitando a todos sus colegas en lugar de prensa (sin avisar a las otras entidades). Los colegas no conocían ni el plan ni el objetivo del acto, así que lo ignoraron. Ni la primera ni la segunda persona se molestaron en hacer cumplir el plan acordado a los recién llegados, por lo que la agenda desapareció, y una cuarta persona, que contaba con esa agenda y esa organización para cumplir con sus objetivos, se encontró desplazada e ignorada.

Y sí, había una quinta persona que confiaba en que la primera persona cumpliera con su trabajo y la prensa mostrara interés, que juzgaba el riesgo de maldad e incompetencia demasiado bajos para no aprovechar la oportunidad. También había una sexta que insistía en que iba a pasar, pero no le hicieron caso. La quinta persona quiere transmitir sus disculpas a la cuarta y a la sexta, por cierto.

El resultado podía haber sido un pifostio notable, y desde luego dejó en mal estado los sentimientos de varios. Quizá el análisis valga para recolocar las cosas y las responsabilidades donde deben estar

Más allá del ejemplo

Si me ha parecido interesante hacerles perder el tiempo con esto es porque esas cuatro causas estropean muchas más cosas que un desayuno de prensa. Estropean proyectos, envenenan causas, impiden colaboraciones, permiten que países enteros se deslicen por la pendiente y se descalabren. 

Demasiadas veces, además, atribuir la causa equivocada a un problema crea una reacción que lo aumenta en lugar de corregirlo. Es frecuente y muy triste ver la división y fragmentación de los que deberían ser aliados (colaborar es complicado, no atacarse debería ser más sencillo) . En general, cuando alguien nos pisa un pie no es porque quiera hacernos daño. Es porque no nos ha visto, porque no se ha fijado, o porque no le importamos. La reacción debería ser diferente en cada caso.

Y una última reflexión. Planteémonos en qué papel estamos respecto a la gente que espera algo de nosotros. A la gente que nos necesita. A la gente que trabaja por objetivos que compartimos o que sabemos que son importantes. Hay veces que no podemos hacer más, veces que no sabemos que nos necesitan, y veces que no creemos que tengan derecho a esperar nada de nosotros. Pero también hay muchas veces en que no nos da la gana, y nos alcanza el reproche de Burke.

El pasado martes Pompaelo organizó un gran evento con la eurodiputada Maite Pagazaurtundúa y la sociedad civil, del que informó un sólo medio de comunicación local (gracias) y de cuyo contenido (todavía) no se ha hecho eco ninguno. Nos está costando convencer a los medios de Navarra de que estas cosas tienen su importancia. Tenemos que mejorar en competencia para alcanzar la relevancia. 

Y visto que una eurodiputada de ese calibre apadrinando propuestas de la sociedad civil (de ocho organizaciones serias, encabezadas por una navarra) en temas de igualdad y libertad que afectan a millones de españoles (y que tienen probabilidad de éxito) no es digno de mención, el listón de la relevancia para los medios navarros está claramente muy alto, o en otra dirección. Tenemos trabajo por delante.

Y ahora que ya hemos hecho amigos, me voy a desayunar. Ustedes disculpen.

Imagen: foto del pub The Three Wise Monkeys de Sidney. Ni miran, ni escuchan, ni opinan.

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