Pamplona antes del Privilegio de la Unión (II)

Los conflictos bélicos del siglo XIII (primera parte)

La convivencia entre los tres grandes núcleos de población (Navarrería, san Cernin y san Nicolás) no resultaba sencilla. Las diferencias legales que poseían dificultaban la relación entre ellos y podía llegar a generarse conflictos. 

Los del burgo franco vieron con malos ojos cómo gentes navarras se establecieron poco a poco dentro de sus murallas y comenzaron a desempeñar los oficios que, hasta entonces, les eran exclusivos. Esto dio pie a que en 1180 los expulsasen a todos, permitiendo únicamente la permanencia a gentes de labores consideradas menores, como labradores o sirvientes. Esta segregación tuvo unas consecuencias negativas que se fueron haciendo cada vez más graves con el paso de los años. 

Por otro lado, a comienzos del siglo XII la creación de la Población de san Nicolás, al sur del burgo de san Cernin, fue vista con malos ojos por parte de éstos, ya que impedía su expansión y crecimiento hacia esa dirección, encajonándolos entre el nuevo burgo y el barranco que cae hasta el río Arga.

A lo largo del reinado de Sancho VII “el Fuerte” (1194-1234) estas variadas situaciones desembocaron en serias desavenencias. El rey apoyó de forma clara los intereses y reclamaciones de los vecinos del burgo de san Cernin frente a los otros núcleos de población. En 1214 dio una muestra más de su parcialidad cuando ordenó detener las fortificaciones y las ampliaciones que se estaban realizando en la Navarrería y en san Nicolás, prohibiendo levantar en el futuro cualquier cierre o fortaleza que estuviese orientada hacia san Cernin. De desobedecer lo estipulado, estos últimos tendrían pleno derecho a actuar de forma violenta para restablecer la ley.

La guerra de la Población (1222)

Desconocemos la causa del conflicto. Tal vez la acumulación de venganzas personales y la creciente tensión entre las dos partes, tuvo mucho que ver. Quizás los de la Población hicieron oídos sordos a las normas establecidas y osaron levantar un muro más grande o una fortificación amenazante para el burgo de san Cernin. Sea como fuere, los de este último entraron con gran violencia en san Nicolás, destrozando, saqueando y sembrando la muerte allí por donde pasaban. Muchos de los aterrorizados habitantes buscaron refugio en la iglesia, pero lejos de respetar el lugar sagrado los atacantes irrumpieron en el mismo y acometieron una matanza entre los allí presentes. No satisfechos con la sangre derramada, prendieron fuego al templo con aquellos que no habían conseguido huir aún en su interior. 

La noticia de lo sucedido se extendió por todo el reino y llegó a oídos del rey Sancho VII. Lejos de posicionarse de forma imparcial ante lo ocurrido y contando con el apoyo incondicional del obispo Ramiro, curiosamente hijo bastardo del monarca, estableció un tratado de paz con claras inclinación a favor de los habitantes del burgo franco, quienes no solo no recibieron castigo alguno por su proceder, sino que se vieron reforzados.

El rey dispuso que acudiesen a Tudela dos representantes de cada núcleo de población (la ciudad de la Navarrería, el pequeño burgo de san Miguel, el burgo de san Cernin y la Población de san Nicolás). Allí, en presencia de Sancho VII y del obispo, se firmó un tratado en el mes de julio en el que se impuso el perdón mutuo, el olvido de toda ofensa realizada en el pasado y la renuncia obligada de cualquier tipo de compensación por los actos ocurridos. Así mismo, se estableció unos parámetros para la reconstrucción de la Población claramente humillantes y ventajosos hacia los habitantes de san Cernin. Los de san Nicolás podrían rehacer sus casas, pero las que se encontraban en el lado lindante con el burgo franco tendrían unos cimientos de piedra de no más de tres codos de alto; el resto de los muros se haría de madera y con una altura máxima de una lanza. Tampoco podían tener estas nuevas y reconstruidas edificaciones ventanas, troneras u otras aberturas que mirasen hacia san Cernin. Las torres y fortificaciones de san Nicolás solo podían levantarse en las partes de la muralla que estuviesen orientadas hacia el exterior y no hacia sus vecinos francos. Tampoco podían disponer de canaletas que vertiesen agua al foso o valladar del Burgo y de querer disponer de ellas, deberían retraer las casas unos metros para que el agua de lluvia cayese dentro de la Población.

(Imagen: nueva iglesia de San Nicolas, reconstruida tras el incendio y consagrada en 1231… y claramente pensada para defenderse mejor. Fuente: Wikipedia).

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