Toma del castillo de Fuenterrabía a los franceses en Marzo de 1813

Extracto de las memorias del General D Francisco Espoz y Mina, Tomo II, página 30, próximamente disponible en Ediciones Pompaelo:


Pero una de las acciones mas arrojada, de las muchas ocurridas en este mes, fué la del sargento D. Fermín Lequia, que se hallaba de observación en el punto de Vera. Toda la fuerza que tenia á su disposición se reducía á quince hombres; y para no defraudar en lo mas mínimo la importancia del suceso, voy á referirlo, copiando originalmente el mismo parte que él me dio. Decía así:

«Mi general: Hay cosas que parecen imposibles á primera vista si se gradúan los medios y las circunstancias del que ejecuta. Fuera temeridad apoderarse de una plaza fuerte, guarnecida y fortificada, con solos quince hombres, aun guiados del entusiasmo y conducidos por el valor. Había yo meditado apoderarme del castillo de Fuenterrabía, y mis deseos debian cumplirse. Me hallaba en Vera, de cuya villa salí la tarde del 11 del corriente con quince soldados, que debían obrar conmigo, los únicos que hacían toda mi partida. Me proveí de cuerdas y clavos para el efecto. A las once de la noche me hallaba pegado á las murallas del castillo. Traté de amarrar las cuerdas, y no sin mucho trabajo, fijé los clavos que debían servirme de escalones, y con un solo soldado, que por entonces juzgué suficiente para el primer golpe, escalé la muralla, é introducido, me arrojé improvisadamente sobre el centinela, que quedó en mi poder. A una seña nos reforzaron algunos compañeros, con los que sorprendí la guardia, que silenciosamente estaba en una de las casasmatas; y dueño de las llaves de las puertas del castillo, las abrí para que por ellas entrase el resto de mis soldados. Consecutivamente hice prisioneros ocho artilleros que se hallaban en el castillo, pues los demás dormian en la ciudad; y tratando de inutilizar las piezas de cañón que en él había, enclavé dos de á veinte y cuadro y una de á diez y ocho, y eché á la mar mil quinientas balas del primer calibre, y dos mil seiscientas de violentos. Saqué afuera, para traer conmigo, cien balas de esta clase, nueve fusiles, dos pistolas. Cuatro sables, ochenta varas de cuerda mecha, dos quintales y medio de pólvora, y la bandera tremolante. Me retiraba después de haber dado fuego al castillo, á cuyo fuego puesta en alarma la guarnición de la ciudad, salió en mi seguimiento, pero despavorida y llena de aquella confusion, hija de una novedad inesperada; se componía de gendarmes. Me siguieron, pero en vano, porque tuve la satisfacción de rechazarlos y de salvar todos los efectos indicados sin haber tenido la menor pérdida de mi parte. Acudieron los enemigos a cortar el fuego del castillo, pero sin fruto, porque de las cuatro partes de él se abrasaron tres, y ha quedado enteramente inservible. Tendré el gusto de presentar á V. S., mi general, además de los prisioneros y efectos relacionados, las llaves del castillo de Fuenterrabía, fruto del valor de sus soldados y del amor y respeto que profesan á vuestra persona. — Vera, 13 de marzo de 1813. — El sargento primero. Fermín de Lequia».

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