El pasado jueves 19 tuvimos ocasión de compartir la presentación en Pamplona de la novela «María Azlor, una vida entre las dos Españas» de la tudelana Margari Alonso, acompañada por la madre Begoña Zubizarreta. Una ópera prima que novela, sin salirse de los hechos históricos conocidos, la vida de un personaje poco conocido pese a tener una calle en Tudela y haber desatado una auténtica «revolución pedagógica» en el virreinato de Nueva España.
Nacida en una familia extraordinariamente pudiente de origen navarro aragonés, entroncado con los condes de Javier y con enormes posesiones en el norte de Nueva España (el actual palacio de Ezpeleta en Pamplona fue de la familia, y su mayorazgo tenía tres veces la extensión de Navarra), desde muy joven se marcó el objetivo de corregir la falta de acceso a la educación de las mujeres indígenas y pobres. En esos tiempos la educación femenina era excepcional y se reducía normalmente a las clases más pudientes. A la muerte de sus padres viaja a España, donde profesa en la Compañía de María, una orden muy reciente de obediencia ignaciana y dedicada a la educación femenina. A los pocos años, en 1753 consigue el permiso real y marcha a Nueva España al frente de once hermanas con el objetivo de abrir la primera escuela pública femenina del continente (técnicamente hubo una anterior en Haití, pero fue destruida con la revolución haitiana).
Pero el permiso real no fue lo único difícil de conseguir. Problemas de todo tipo, incluyendo la oposición de los estamentos virreinales y de distintos grupos de interés (como la Cofradía de Nuestra Señora de Aránzazu, cuyo proyecto similar quería restringir la educación gratuita a las niñas de origen vasco), retrasaron el proyecto; María Azlor los superó trabajando desde la clausura, y finalmente logró establecer la Compañía de María en México. Con ella lanzó también un proyecto educativo con acceso universal, gratuidad absoluta, y una enorme dotación de becas para las alumnas internas. El impacto del colegio fue mucho mayor de lo previsto, atrayendo niñas de todas partes y clases sociales, y desatando la mencionada «revolución pedagógica» cincuenta años antes de que la Ilustración hiciera normal pensar que las mujeres debían recibir educación formal.
Falleció en 1767 y está enterrada en la escuela que fundó. La fundación de María Ignacia de Azlor Echeverz se extendió, años después de su muerte, por México a Irapuato (1804), Aguascalientes (1807) y Guadalupe (1811).
Además de contar la vida de un personaje interesante en más de un sentido, la novela aporta el contexto familiar y social y permite un vistazo muy poco frecuente de la sociedad virreinal y de las Españas de los primeros Borbones. Una época que, con no pocas razones, se ha llamado «la hora navarra«, y un círculo de personas interesante en sí mismo.
La grabación ya está disponible en el canal de YouTube de la asociación. Si aprovecháis para suscribiros, no os perderéis ninguna.