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El Edén de Aitor y el urbanismo de Pamplona

Don Joxé Abaurrea es el nuevo Concejal Delegado de Gobierno Estratégico y otras áreas del Ayuntamiento de Pamplona. Incluso es el responsable de la agenda 2030. El Concejal  Abaurrea es el Prometeo del actual gobierno municipal, todo un personaje brioso, emblema de liberación social y nacional, que se ha batido contra viento y marea, incluso a dentelladas, en defensa de la exhibición en los balcones del consitorio de la bandera de todos los vascos.

Apenas asumido el poder, el expeditivo Superconcejal ha desbloqueado dos importantes expedientes urbanísticos de la ciudad. Ha cancelado el procedimiento para la realización de un parking subterráneo y reurbanización de la plaza de la Cruz. Y, conjurando la parálisis que atenazaba  a la ciudad bajo la alcaldesa Ibarrola, ha dado luz verde al nuevo proyecto de ordenación del Paseo de Sarasate. Ambos apoteósicos y milagrosos sucesos nos sugieren algunas reflexiones.

El ayuntamiento ha desistido de la construcción del aparcamiento de la Plaza de la Cruz. En palabras del señor Abaurrea, se ha acabado con una de tantas “aventuras“ de UPN, penetradas de “unilateralidad“ e “imposición“, proyectada sin consulta y contraria a la opinión vecinal. Es obvio que la plataforma anti parking , respaldada y dinamizada por la propia oposición municipal, tuvo un especial protagonismo avivando la división vecinal ante el indolente silencio de sus partidarios, como es habitual en los proyectos urbanos promovidos por el centro-derecha municipal; recordemos lo sucedido en su día con la plaza del Castillo. Todos hemos podido ver los carteles y pancartas de la plataforma, oponiéndose a la tala de algunos árboles y propugnando que la voluntad de los vecinos determinase la realización o no de la obra de reurbanización; unas arengas con un cierto tufo patrimonialista y poco democrático, muy del gusto en su momento del señor Abaurrea. Hay que señalar que la anterior Alcaldesa convocó en consulta a los residentes del II Ensanche sobre la pertinencia o no de la obra, una medida lógica, y acorde con las reivindicaciones de la Plataforma. Ahora, la paralización se decreta desde el ayuntamiento y el parecer de los vecinos es inoportuno: para la plataforma la consulta era ”una deriva descabellada”. Ni el propio Lenin hubiera ultrajado mejor la democracia.

La oposición al parking consideraba la Plaza de la Cruz  un auténtico “refugio climático“, y entendía que la tala de unos pocos arces suponía una “emergencia climática“. Todos queremos árboles que adornen la ciudad y nos den sombra, pero la corta de algunos árboles, si son repuestos por otros, carece de importancia. Además, la importancia de la tala ha de ser analizada en su contexto, y (nos remitimos al Plan Forestal de Navarra) el 60% de la superficie de nuestra comunidad es forestal, con un incremento espectacular en el último siglo. Tengamos sentido de la proporción y del ridículo. Y esto vale tanto para la plaza de la Cruz como para otras zonas de Pamplona eventualmente afectadas. Cierto es que para el lobby progresista y sus secuaces únicamente son irreemplazables e insustituibles los árboles concernidos por proyectos urbanos no promovidos por ellos. 

Y de aquí vamos derechamente a la reordenación del paseo de Sarasate, que pretende acometer el nuevo gobierno municipal después de haber truncado todos los intentos de solución del anterior equipo municipal de UPN. Una de las razones del bloqueo liderado por EH Bildu entonces era la sagrada prohibición de cualquier apostasía contra los venerables árboles del Paseo. Hoy, el señor Abaurrea señala que el proyecto de reurbanización forma parte de la segunda fase de “amablización“ de la zona, que constituirá un “eje verde“ en el marco de una ciudad “verde y sostenible“, cuya conexión con la Taconera, plasma el compromiso de Pamplona con la “transición ecológica“. 

¡Vaya menú vegano! Pero, ¿qué sucede con los intocables árboles existentes?. Dice que la “idea“ (no el compromiso) es respetar “en lo posible” los árboles en sus actuales alineaciones, “salvo algún posible apeo“. ¿Apeo? En la quinta acepción del diccionario de la RAE, apear es “cortar por el pie un árbol y derribarlo“, esto es, talarlo. Ni la gente de la calle, ni los leñadores, ni siquiera las sedicentes plataformas ecologistas se refieren al “apeo“, cuando se trata de la corta o tala de árboles. Igual quiere que no le entendamos. Así pues, el  Superconcejal  Delegado parece que va  a “apear“ los arbolitos que le parezcan necesarios. Pero con amabilidad.

El paseo rinde hoy homenaje a nuestros monarcas medievales, en un espacio que no es un “eje verde“ sino un paseo urbano que emblemáticamente enlaza las dos instituciones básicas de Navarra, la Diputación Foral y el Parlamento, a los pies y bajo la mirada de la representación monumental de los fueros. Bien pudiera decirse que las estatuas de nuestros Reyes están donde deben estar. Pues bien, Abaurrea nos anuncia que dichas esculturas se depositarán en el parque de la Taconera. Expresado coloquialmente, lo que quieren es dejarlos en el trastero de las cosas inservibles, por mucho que se atiborran de expresiones bucólicas.

El Concejal Delegado, en pugna con su ortodoxia revolucionaria abertzale, alude de forma muy modosita a la “retirada” de estas esculturas. Para esta acción tenía muy oportunamente a mano el verbo “apear“, tan de su agrado. Apear es la expresión oportuna y acertada para el caso, ya en la primera acepción del diccionario de la RAE- como “ desmontar o bajar alguien “ de su pedestal-, ya en la séptima , en su significado de “destituir a alguien de su cargo“, aunque sea siglos después de su reinado. Por el mismo precio podrían también descabalgar de su alto pedestal a la matrona foral, símbolo de la libertad navarra, basada en los fueros jurados por sus monarcas.

Frente a la anterior parálisis municipal, el dinamismo del nuevo equipo dirigente no se ha permitido un respiro. Con tanta prisa, han olvidado escuchar y atender las opiniones vecinales y de la oposición municipal, antaño tan reclamadas y celebradas. Ahora, al contrario que con el proyecto de la Plaza de la Cruz, ni el criterio vecinal ni la opinión de la oposición valen un pimiento. El ilustrado y superior criterio de los ediles mayoritarios no puede ser menoscabado por vulgares y reaccionarias opiniones. ¡Que la democracia directa no quebrante tan fantásticas soluciones urbanísticas¡ Que el pueblo se limite a aplaudirlas, pues ya habrá tiempo de utilizar la ira popular cuando -¡Dios no lo quiera!- gobiernen las fuerzas de la caverna. Hoy, con el nuevo Régimen político imperante en Navarra y Pamplona, sobran las plataformas y coordinadoras “anti“.

Aturdidos por tanto confort urbanístico y ahítos de tanta placidez sociocultural como se respira en Pamplona, hemos decidido retirarnos a nuestras estancias  de Nuevo Baztán. Por ello, desistimos de analizar y calificar la actitud del PSOE, auténtico muñidor del nuevo Régimen Político instaurado en Pamplona y Navarra. Sólo toca hoy admitir que no ha defraudado nuestras expectativas, pese a la sorpresa de algunos.

                                                                                JUAN  DE GOYENECHE

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