Lo que dijo Putin el 30 de Septiembre

Por su interés, reproducimos íntegro el discurso del Presidente de Rusia Vladímir Putin con motivo de la firma de los Tratados de Adhesión a Rusia de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk y de las regiones de Zaporiya y Jersón, del 30 de septiembre de 2022, traducido por Gloria Lago a partir de la documentación oficial rusa. Como siempre, la política de Pompaelo es ofrecer fuentes originales completas, evitando el sesgo de selección que generan las citas que se han publicado en diversos medios.

Entendemos que este texto ayuda no sólo a comprender la visión del mundo que quiere proyectar Putin, sino a identificar la fuente de algunos de los argumentos que se proponen en el debate internacional sobre esta guerra. La contraposición con los datos y con la historia queda a cargo del lector.

Notas de la traductora

La traducción se ha realizado desde la página oficial del Gobierno ruso en su versión en inglés. Algunos términos se han traducido directamente desde el discurso original, en ruso, ya que consideré que la traducción de esas palabras al inglés era mejorable.

http://en.kremlin.ru/events/president/transcripts/69465

Discurso de Vladimir Putin

Ciudadanos de Rusia, ciudadanos de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, habitantes de las regiones de Zaporiya y Jersón, diputados de la Duma Estatal, senadores de la Federación Rusa,

Como saben, se han celebrado referendos en las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk y en las regiones de Zaporiya y Jersón. Se han contado los votos y se han anunciado los resultados. El pueblo ha hecho su elección inequívoca.

Hoy firmaremos tratados de adhesión de la República Popular de Donetsk, la República Popular de Lugansk, la Región de Zaporiya y la Región de Jersón a la Federación de Rusia. No me cabe duda de que la Asamblea Federal apoyará las leyes constitucionales de la adhesión a Rusia y el establecimiento de cuatro nuevas regiones, nuestras nuevas entidades constitutivas de la Federación de Rusia, porque es la voluntad de millones de personas. (Aplausos.)

Sin duda, es su derecho, un derecho inherente, consagrado en el artículo 1 de la Carta de las Naciones Unidas, que establece directamente el principio de igualdad de derechos y de autodeterminación de los pueblos.

Repito, es un derecho inherente del pueblo. Se basa en nuestra afinidad histórica, y es ese derecho el que llevó a la victoria a generaciones de nuestros predecesores, los que construyeron y defendieron Rusia durante siglos desde el período de la Antigua Rus.

Aquí en Novorossiya (Nueva Rusia), [Pyotr] Rumyantsev, [Alexander] Suvorov y [Fyodor] Ushakov libraron sus batallas, y Catalina la Grande y [Grigory] Potyomkin fundaron nuevas ciudades. Nuestros abuelos y bisabuelos lucharon aquí en la Gran Guerra Patriótica hasta el amargo final.

Siempre recordaremos a los héroes de la primavera rusa, a los que se negaron a aceptar el golpe de Estado neonazi en Ucrania en 2014, a todos los que murieron por el derecho a hablar su lengua materna, a preservar su cultura, tradiciones y religión, y por el derecho mismo a vivir. Recordamos a los soldados del Donbás, a los mártires del «Odesa Khatyn», a las víctimas de ataques terroristas inhumanos llevados a cabo por el régimen de Kiev. Conmemoramos a los voluntarios y milicianos, civiles, niños, mujeres, ancianos, rusos, ucranianos, personas de diversas nacionalidades; al líder popular de Donetsk Alexander Zajárchenko; a los comandantes militares Arsen Pavlov y Vladimir Zhoga, Olga Kochura y Alexei Mozgovoy; a Sergei Gorenko, fiscal de la República de Lugansk; al paracaidista Nurmagomed Gadzhimagomedov y a todos nuestros soldados y oficiales, que murieron como héroes durante la operación militar especial. Son héroes. (Aplausos.) Héroes de la gran Rusia. Únanse a mí, por favor, en un minuto de silencio para honrar su memoria.

(Minuto de silencio.)

Gracias.

Detrás de la elección de millones de habitantes en las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, en las regiones de Zaporiya y jerson, están nuestro destino común y nuestra historia milenaria. La gente ha transmitido esta conexión espiritual a sus hijos y nietos. A pesar de todas las pruebas que tuvieron que soportar, conservaron su amor por Rusia a través de los años. Esto es algo que nadie puede destruir. Es por eso que tanto las generaciones mayores como los jóvenes – aquellos que nacieron después del trágico colapso de la Unión Soviética – han votado por nuestra unidad, por nuestro futuro común.

En 1991, en Belovézhskaya Pushcha, los representantes de la élite del partido de esa época tomaron la decisión de acabar con la Unión Soviética, sin preguntar a los ciudadanos de a pie lo que querían, y la gente de repente se encontró que la habían separado de su patria. Eso destrozó y desmembró nuestra comunidad nacional y desencadenó una catástrofe nacional. Al igual que el gobierno demarcó sigilosamente las fronteras de las repúblicas soviéticas, actuando entre bastidores, tras de la revolución de 1917, los últimos líderes de la Unión Soviética, en contra de la expresión directa de la voluntad de la mayoría del pueblo en el referéndum de 1991, destruyó nuestro gran país, y simplemente hizo que la gente de las antiguas repúblicas se enfrentara a esto como un hecho consumado.

Puedo admitir que ni siquiera supieran lo que estaban haciendo y las consecuencias que sus acciones tendrían al final. Pero eso ya no importa. Ya no existe la Unión Soviética; no podemos volver al pasado. De hecho, Rusia ya no la necesita hoy; esa no es nuestra ambición. Pero no hay nada más fuerte que la determinación de millones de personas que, por su cultura, religión, tradiciones e idioma, se consideran parte de Rusia, cuyos antepasados vivieron en un solo país durante siglos. No hay nada más fuerte que su determinación de regresar a su verdadera patria histórica.

Durante ocho largos años, la gente en el Donbás fue sometida a genocidio, bombardeos y bloqueos; en Jersón y Zaporiya, se siguió una política criminal ideada para generar odio a Rusia, a todo lo ruso. Ahora, también, durante los referendos, el régimen de Kiev ha amenazado con represalias y

muerte a los maestros y a las mujeres que trabajaban en las comisiones electorales. Kiev amenazó con represión a millones de personas que vinieron a expresar su voluntad. Pero la gente del Donbás, Zaporiya y Jersón no se doblegó e hizo oír su voz.

Quiero que las autoridades de Kiev y sus verdaderos controladores en Occidente me escuchen ahora, y quiero que todos recuerden esto: las personas que viven en Lugansk y Donetsk, en Jerson y Zaporiya se han convertido en nuestros ciudadanos para siempre. (Aplausos.)

Instamos al régimen de Kiev a que cese inmediatamente el fuego y todas las hostilidades; a que ponga fin a la guerra que desató en 2014 y regrese a la mesa de negociaciones. Estamos preparados para ello, como hemos dicho más de una vez. Pero la elección de la gente en Donetsk, Lugansk, Zaporiya y Jersón no se cuestionará. La decisión se ha tomado y Rusia no la traicionará. (Aplausos.) Las autoridades actuales de Kiev deben respetar esta libre expresión de la voluntad del pueblo; no hay otra vía. Este es el único camino hacia la paz.

Defenderemos nuestra tierra con todas las fuerzas y recursos que tenemos, y haremos todo lo que podamos para garantizar la seguridad de nuestro pueblo. Esta es la gran misión liberadora de nuestra nación.

Reconstruiremos las ciudades y pueblos destruidos, los edificios residenciales, las escuelas, los hospitales, los teatros y museos. Restauraremos y desarrollaremos empresas industriales, fábricas, infraestructuras, así como los sistemas de seguridad social, pensiones, salud y educación.

Trabajaremos para mejorar el nivel de seguridad. Juntos nos aseguraremos de que los ciudadanos de las nuevas regiones puedan sentir el apoyo de todo el pueblo de Rusia, de toda la nación, de todas las repúblicas, territorios y regiones de nuestra vasta Patria. (Aplausos.)

Amigos, colegas,

Hoy me gustaría dirigirme a nuestros soldados y oficiales que están participando en la operación militar especial, a los combatientes del Donbás y Novorossiya, a los que fueron a las oficinas de reclutamiento militar después de recibir un documento de convocatoria en virtud de la orden ejecutiva sobre la movilización parcial, y a los que lo hicieron voluntariamente, respondiendo a la llamada de sus corazones. Me gustaría dirigirme a sus padres, esposas e hijos para decirles por qué está luchando nuestro pueblo, a qué tipo de enemigo nos enfrentamos y quién está empujando al mundo a nuevas guerras y crisis y obteniendo beneficios manchados de sangre de esta tragedia.

Nuestros compatriotas, nuestros hermanos y hermanas de Ucrania que forman parte de nuestro pueblo unido, han visto con sus propios ojos lo que la clase dominante del llamado Occidente ha preparado para la humanidad en su conjunto. Han dejado caer sus máscaras y han mostrado de qué están hechos en realidad.

Cuando la Unión Soviética colapsó, Occidente decidió que el mundo y todos nosotros teníamos que acceder permanentemente a sus dictados. En 1991, Occidente pensó que Rusia nunca se levantaría después de tales conmociones y que se derrumbaría en pedazos por sí sola. Eso casi sucedió.

Recordamos los horribles años 90, de hambre, frío y sin esperanza. Pero Rusia se mantuvo en pie, volvió a la vida, se hizo más fuerte y ocupó el lugar que le corresponde en el mundo.

Mientras tanto, Occidente continuó y continúa buscando otra oportunidad para asestarnos un golpe, para debilitar y dividir a Rusia, algo con lo que siempre han soñado, para dividir nuestro Estado y enfrentar a nuestros pueblos unos contra otros, y condenarlos a la pobreza y la extinción. No se sienten tranquilos sabiendo que en el mundo hay un gran país como este, con su extenso territorio, con sus riquezas naturales, sus recursos y con personas que no pueden ni quieren hacer la voluntad de otros.

Occidente está dispuesto a traspasar todas las líneas para preservar el sistema neocolonial que le permite vivir a expensas del mundo, a saquearlo gracias a la dominación del dólar y a la tecnología, a recaudar un tributo real de la humanidad, a extraer su fuente primaria de prosperidad no ganada, la renta pagada al poder hegemónico. La preservación de esta renta vitalicia es su motivación principal, real y absolutamente egoísta. Esta es la razón por la que les conviene la pérdida total de soberanía. Esto explica su agresión hacia los Estados independientes, los valores tradicionales y las culturas auténticas, sus intentos de socavar los procesos internacionales y de integración, las nuevas monedas mundiales y los centros de desarrollo tecnológico que no pueden controlar. Es sumamente importante para ellos que obligar a todos los países a ceder su soberanía a los Estados Unidos.

En algunos países, las élites gobernantes aceptan voluntariamente hacer esto, aceptan voluntariamente convertirse en vasallos; otros son sobornados o intimidados. Y si esto no funciona, destruyen estados enteros, dejando atrás desastres humanitarios, devastación, ruinas, millones de vidas humanas arruinadas y destrozadas, enclaves terroristas, zonas de desastre social, protectorados, colonias y semicolonias. No les importa. Lo único que les importa es su propio beneficio.

Quiero subrayar una vez más que su insaciabilidad y determinación para preservar su dominio sin límite son las verdaderas causas de la guerra híbrida que Occidente en su conjunto está librando contra Rusia. No quieren que seamos libres; quieren que seamos una colonia. No quieren una cooperación igualitaria; quieren saquear. No quieren vernos como una sociedad libre, sino una masa de esclavos sin alma.

Ellos ven nuestro pensamiento y nuestra filosofía como una amenaza directa. Es por eso que apuntan a nuestros filósofos para asesinarlos. Nuestra cultura y arte representan un peligro para ellos, por lo que están tratando de prohibirlos. Nuestro desarrollo y prosperidad también los consideran una amenaza porque la competencia está creciendo. No quieren a Rusia, no la necesitan, pero nosotros sí. (Aplausos.)

Quisiera recordaros que, en el pasado, las ambiciones de dominación mundial se han hecho añicos repetidamente al chocar contra el valor y la resistencia de nuestro pueblo. Rusia siempre será Rusia. Seguiremos defendiendo nuestros valores y nuestra Patria.

Occidente cuenta con la impunidad, con ser capaz de salirse con la suya no importa lo que haga. A decir verdad, esto fue así hasta hace poco. Los acuerdos de seguridad estratégica acaban en la papelera; los acuerdos

alcanzados al más alto nivel político, dicen después que son fabulaciones; las promesas firmes de no expandir la OTAN hacia el este, una vez que nuestros líderes anteriores los compraron, se han convertido en una sucia mentira; Los tratados sobre defensa contra misiles balísticos y misiles de alcances intermedio y más corto han sido desbaratados unilateralmente con pretextos inverosímiles.

Y todo lo que oímos decir es que Occidente insiste en un orden basado en normas ¿De dónde ha salido eso? ¿Ha visto alguien esas normas? ¿Quién estuvo de acuerdo o las aprobó? Miren, solo son un montón de tonterías, un engaño absoluto, un doble rasero, ¡incluso diría que un triple rasero! Deben de pensar que somos estúpidos (simplemente diseñados para estúpidos).

Rusia es una gran potencia milenaria, toda una civilización, y no va a vivir bajo unas reglas improvisadas y falsas. (Aplausos.)

Fue el llamado Occidente el que pisoteó el principio de la inviolabilidad de las fronteras, y ahora están decidiendo, a su propia discreción, quién tiene derecho a la autodeterminación y quién no, quién es indigno de ella. No está claro en qué se basan sus decisiones o quién les dio el derecho de decidir antes que nadie. Simplemente se lo adjudicaron.

Es por eso que la elección de la gente en Crimea, Sebastopol, Donetsk, Lugansk, Zaporiya y Jersón los enfurece tanto. Occidente no tiene ningún derecho moral a opinar, ni siquiera a pronunciar una palabra sobre la libertad de la democracia. No lo tiene y nunca lo ha tenido.

Las élites occidentales no solo niegan la soberanía nacional y el derecho internacional. Su hegemonía tiene características pronunciadas de totalitarismo, despotismo y apartheid. Dividen descaradamente al mundo en sus vasallos – los llamados países civilizados – y todos los demás, que, según los designios de los racistas occidentales de hoy, deben añadirse a la lista de bárbaros y salvajes. Las etiquetas falsas como «país canalla- gamberro» o «régimen autoritario» ya están acuñadas, y se usan para estigmatizar naciones y estados enteros, lo cual no es nada nuevo. No hay nada nuevo en esto: en el fondo, las élites occidentales siguen siendo los mismos colonizadores. Discriminan y dividen a los pueblos entre los del nivel superior y el resto.

Nunca hemos estado de acuerdo y nunca estaremos de acuerdo con semejante nacionalismo político y racismo ¿Qué otra cosa, si no racismo, es la rusofobia que se está propagando por todo el mundo? ¿Qué, si no racismo, es la convicción dogmática de Occidente de que su civilización y su cultura neoliberal son un modelo indiscutible a seguir para el mundo entero? «O estás con nosotros o contra nosotros». Suena extraño.

Las élites occidentales incluso están desplazando el arrepentimiento por sus propios crímenes históricos hacia todos los demás, exigiendo que los ciudadanos de sus países y otros pueblos se arrepientan de lo que nunca han hecho, por ejemplo, por el período de las conquistas coloniales.

Vale la pena recordar a Occidente que comenzó su política colonial en la Edad Media, seguido por el comercio mundial de esclavos, el genocidio de las tribus indias en América, el saqueo de la India y África, las guerras de Inglaterra y Francia contra China que, como resultado, se vio obligada a abrir sus puertos al comercio de opio. Lo que hicieron fue enganchar a

naciones enteras a las drogas y deliberadamente exterminaron a grupos étnicos enteros con el fin de acaparar tierras y recursos, cazando gente como animales. Esto es contrario a la naturaleza humana, la verdad, la libertad y la justicia.

Mientras nosotros – nosotros estamos orgullosos de que en el siglo XX nuestro país lideró el movimiento anticolonial, que abrió oportunidades para que muchos pueblos en todo el mundo pudieran progresar, reducir la pobreza y la desigualdad, y derrotar el hambre y la enfermedad.

Es necesario destacar que una de las razones de la secular vieja rusofobia, la indisimulada animosidad de las élites occidentales hacia Rusia es precisamente el hecho de que no les permitimos robarnos durante el período de las conquistas coloniales y forzamos a los europeos a comerciar con nosotros en términos mutuamente beneficiosos. Esto se logró mediante la creación de un estado fuerte y centralizado en Rusia, que creció y se hizo más fuerte basado en los grandes valores morales del cristianismo ortodoxo, el islam, el judaísmo y el budismo, así como la cultura rusa y la palabra rusa que estaban abiertas a todos.

Había numerosos planes para invadir Rusia. Tales intentos se llevaron a cabo durante el Período Tumultuoso en el siglo XVII y en el período de agitación después de la revolución de 1917. Todos ellos fracasaron. Occidente logró apoderarse de la riqueza de Rusia solo a finales del siglo XX, cuando el estado había sido destruido. Nos llamaron amigos y socios, pero nos trataron como a una colonia, usando varios mecanismos para bombear billones de dólares fuera del país. Lo recordamos. No hemos olvidado nada.

Hace unos días, los habitantes de Donetsk y Lugansk, Jersón y Zaporiya declararon su apoyo a la restauración de nuestra unidad histórica. ¡Gracias! (Aplausos.)

Los países occidentales han estado diciendo durante siglos que traen la libertad y la democracia a otras naciones. Nada podría estar más lejos de la realidad. En lugar de traer la democracia, reprimieron y explotaron, y en lugar de dar libertad, esclavizaron y oprimieron. El mundo unipolar es inherentemente antidemocrático y lo contrario a un mundo libre; es falso e hipócrita de principio a fin.

Estados Unidos es el único país del mundo que ha usado armas nucleares dos veces, destruyendo las ciudades de Hiroshima y Nagasaki en Japón. Y sentaron un precedente.

Recordemos que durante la Segunda Guerra Mundial los Estados Unidos y Gran Bretaña redujeron Dresde, Hamburgo, Colonia y muchas otras ciudades alemanas a escombros, sin la menor necesidad militar. Se hizo ostentosamente y, repito, sin ninguna necesidad militar. Tenían un solo objetivo, como con el bombardeo nuclear de ciudades japonesas: intimidar a nuestro país y al resto del mundo.

Los Estados Unidos dejaron una profunda cicatriz en la memoria del pueblo de Corea y Vietnam con sus bombardeos de saturación y el uso de napalm y armas químicas.

De hecho, siguen ocupando Alemania, el Japón, la República de Corea y otros países, a los que cínicamente se refieren como iguales y aliados. Pero,

¿qué clase de alianza es esa? Todo el mundo sabe que los altos funcionarios de estos países están siendo espiados y que sus oficinas y hogares están intervenidos. Es una desgracia, una desgracia para los que hacen esto y para los que, como esclavos, se tragan silenciosa y mansamente este comportamiento arrogante.

Llaman a las órdenes y amenazas que hacen a sus vasallos solidaridad euroatlántica, y a la creación de armas biológicas y el uso de humanos como sujetos de prueba, incluyendo a Ucrania, noble investigación médica.

Son sus políticas destructivas, sus guerras y su saqueo los que han desencadenado la ola masiva de emigrantes de hoy. Millones de personas sufren penurias y humillaciones o mueren por millares al intentar llegar a Europa.

Ahora están exportando cereales de Ucrania ¿Adónde los están llevando con el pretexto de garantizar la seguridad alimentaria de los países más pobres? ¿A dónde van? Los están llevando a los mismos países europeos. Solo el cinco por ciento se ha entregado a los países más pobres. De nuevo más engaño y manipulación.

En efecto, la élite estadounidense está utilizando la tragedia de estas personas para debilitar a sus rivales, para destruir Estados nacionales. Esto vale para Europa y para las identidades de Francia, Italia, España y otros países con historias de siglos.

Washington exige cada vez más sanciones contra Rusia y la mayoría de los políticos europeos les obedecen. Entienden claramente que al presionar a la UE para que renuncie por completo a la energía rusa y a otros recursos, Estados Unidos está prácticamente empujando a Europa hacia la desindustrialización en un intento por hacerse con todo el mercado europeo. Estas élites europeas son conscientes de ello, claro que lo son, pero prefieren servir a los intereses de otros. Esto ya no es servilismo sino traición directa a sus propios pueblos. Que Dios los ayude, depende de ellos.

Pero los anglosajones creen que las sanciones ya no son suficientes y ahora se decantan por la subversión. Parece increíble, pero es un hecho – al causar explosiones en los gasoductos internacionales de Nord Stream que pasan por el fondo del Mar Báltico, se han embarcado en la destrucción de toda la infraestructura energética de Europa. Está claro para todos quiénes se benefician. Los que se benefician son los responsables, por supuesto.

Los dictados de los Estados Unidos están respaldados por la fuerza bruta, por la ley del más fuerte. A veces lo envuelven bellamente, a veces no hay envoltura, pero la esencia es la misma – la ley del más fuerte. Así contemplamos el despliegue y mantenimiento de cientos de bases militares en todos los rincones del mundo, la expansión de la OTAN, y los intentos de improvisar nuevas alianzas militares, como AUKUS y similares. Hay un gran empeño en crear una cadena político-militar entre Washington, Seúl y Tokio. Todos los estados que poseen o aspiran a una soberanía estratégica genuina y son capaces de desafiar la hegemonía occidental, son automáticamente declarados enemigos.

Estos son los principios que subyacen a las doctrinas militares de Estados Unidos y la OTAN que requieren una dominación total. Las élites

occidentales están presentando sus planes neocolonialistas con la misma hipocresía, alegando intenciones pacíficas, hablando de algún tipo de disuasión. Esta palabra evasiva cambia de una estrategia a otra, pero en realidad solo significa una cosa – socavar todos y cada uno de los centros soberanos de poder.

Ya hemos oído hablar de la disuasión de Rusia, China e Irán. Creo que los siguientes son otros países de Asia, América Latina, África y el Medio Oriente, así como los actuales socios y aliados estadounidenses. Después de todo, sabemos que cuando no se les complace, imponen sanciones, también contra sus aliados- contra tal o cual banco o compañía. Esta es su práctica y la ampliarán. Lo tienen todo en el punto de mira, incluidos nuestros vecinos de al lado – los países de la CEI.

Al mismo tiempo, Occidente ha estado durante mucho tiempo haciéndose falsas ilusiones. Al lanzar la guerra relámpago contra Rusia, por ejemplo, pensaron que podrían alinear de nuevo al mundo entero bajo su mando. Sin embargo, esa brillante perspectiva no entusiasma a todo el mundo – salvo a políticos que sean completamente masoquistas y a admiradores de otras formas no convencionales de relaciones internacionales. La mayoría de los estados se niegan a decir “a sus órdenes” y en su lugar eligen el camino sensato de la cooperación con Rusia.

Occidente claramente no esperaba tal insubordinación. Sencillamente se acostumbraron a actuar como el patrón a seguir, a coger lo que quisieran, por chantaje, soborno, intimidación, y se convencieron a sí mismos de que estos métodos funcionarían para siempre, como si se hubieran fosilizado en el pasado.

Tal confianza en sí mismo es un producto directo no solo del notorio concepto de excepcionalismo – aunque nunca deje de sorprender – sino también de la verdadera «sed de información» en Occidente. La verdad se ha ahogado en un océano de mitos, ilusiones y falsificaciones, utilizando propaganda extremadamente agresiva, mintiendo como Goebbels. Cuanto más increíble sea la mentira, más rápido la gente lo creerá – así es como operan, de acuerdo con este principio.

Pero no se puede alimentar a la gente con dólares y euros impresos. No se les puede alimentar con esos trozos de papel, y la capitalización virtual inflada de las empresas occidentales de redes sociales no puede calentar sus hogares. Todo lo que estoy diciendo es importante. Y lo que acabo de decir no lo es menos: no puedes alimentar a nadie con papel – necesitas comida; y no puedes calentar ningún hogar con estas capitalizaciones infladas – necesitas energía.

Por ello, los políticos europeos tienen que convencer a sus conciudadanos de que coman menos, de que se duchen con menos frecuencia y que se abriguen más en casa. Y aquellos que empiezan a hacer preguntas sensatas como «¿Y eso por qué es así?» son inmediatamente declarados enemigos, extremistas y radicales. Apuntan hacia Rusia y dicen: esa es la fuente de todos sus problemas. Más mentiras.

Quiero resaltar el hecho de que hay muchas razones para creer que las élites occidentales no van a buscar formas constructivas de salir de la crisis alimentaria y energética mundial de la que ellos y solo ellos son culpables, como resultado de una política llevada a cabo durante mucho tiempo, que

data de mucho antes de nuestra operación militar especial en Ucrania, en el Donbás. No tienen intención de resolver los problemas de la injusticia y la desigualdad. Me temo que preferirían usar otras fórmulas con las que se sienten más cómodos.

Y aquí es importante recordar que Occidente se rescató a sí mismo de sus desafíos de principios del siglo XX con la Primera Guerra Mundial. Las ganancias de la Segunda Guerra Mundial ayudaron a Estados Unidos a superar finalmente la Gran Depresión y convertirse en la economía más grande del mundo, y para imponer en el planeta el poder del dólar como moneda de reserva global. Y la crisis de 1980 – la situación llegó de nuevo a un punto crítico en la década de 1980 – Occidente emergió de ella indemne en gran parte al apropiarse de la herencia y los recursos de la colapsada y extinta Unión Soviética. Eso es un hecho.

Ahora, para liberarse de la última red de desafíos, necesitan desmantelar a Rusia, así como a otros estados que eligen un camino soberano de desarrollo, lo hacen a toda costa, para poder saquear aún más la riqueza de otras naciones y usarla para tapar sus propios agujeros. Si esto no sucede, no puedo descartar que intenten provocar un colapso de todo el sistema, y culpar a eso de todo, o, Dios no lo quiera, que decidan usar la vieja fórmula del crecimiento económico a través de la guerra.

Rusia es consciente de su responsabilidad ante la comunidad internacional y hará todo lo posible para que prevalezcan las decisiones tomadas con la cabeza fría.

El modelo neocolonial actual está finalmente condenado; esto es obvio. Pero repito que sus verdaderos amos se aferrarán a él hasta el final. Sencillamente no tienen nada que ofrecer al mundo excepto mantener el mismo sistema de saqueo y extorsión.

Les importa un comino el derecho natural de miles de millones de personas, la mayoría de la humanidad, a la libertad y a la justicia, al derecho a decidir su propio futuro. Ya han pasado a la negación radical de los valores morales, religiosos y familiares.

Respondamos por nosotros mismos a algunas preguntas muy sencillas. Ahora me gustaría volver a lo que dije y quiero dirigirme también a todos los ciudadanos del país – no solo a los colegas que están en la sala – sino a todos los ciudadanos de Rusia: ¿queremos tener aquí, en nuestro país, en Rusia, «progenitor número uno, progenitor número dos y progenitor número tres» (¿se han vuelto completamente locos?) en lugar de madre y padre? ¿Queremos que nuestras escuelas impongan a nuestros hijos, desde sus primeros días en la escuela, perversiones que conducen a la degradación y la extinción? ¿Queremos meterles en la cabeza las ideas de que existen otros géneros junto con mujeres y hombres y ofrecerles cirugía de reasignación de género? ¿Es eso lo que queremos para nuestro país y nuestros hijos? Todo esto es inaceptable para nosotros. Tenemos un futuro propio diferente.

Permítanme repetir que la dictadura de las élites occidentales apunta a todas las sociedades, incluidos los propios ciudadanos de los países occidentales. Este es un desafío para todos. Esta renuncia completa de lo que significa ser humano, el derrocamiento de la fe y de los valores tradicionales, y la supresión de la libertad se están asemejando a una

«religión al revés» – puro satanismo. Dejando al descubierto falsos mesías, Jesucristo dijo en el Sermón de la Montaña: «Por sus frutos los conoceréis.» Estos frutos venenosos ya son evidentes para la gente, y no solo en nuestro país, sino también en todos los países, incluyendo a muchas personas en el propio Occidente.

El mundo ha entrado en un período de transformación fundamental y revolucionaria. Están surgiendo nuevos centros de poder. Representan a la mayoría – ¡la mayoría! – de la comunidad internacional. Están dispuestos no sólo a declarar sus intereses, sino también a protegerlos. Ven en la multipolaridad una oportunidad para fortalecer su soberanía, lo que significa obtener una verdadera libertad, perspectivas históricas y el derecho a sus propias formas independientes, creativas y diferenciadas de desarrollo, a un proceso armonioso.

Como ya he dicho, tenemos muchas personas con ideas afines en Europa y en los Estados Unidos, y sentimos y vemos su apoyo. Un movimiento esencialmente emancipador y anticolonial contra la hegemonía unipolar está tomando forma en los más diversos países y sociedades. Su poder crecerá con el tiempo. Es esta fuerza la que determinará nuestra futura realidad geopolítica.

Amigos,

Hoy estamos luchando por un camino justo y libre, en primer lugar, por nosotros mismos, por Rusia, para dejar en el pasado el dictado y el despotismo. Estoy convencido de que los países y los pueblos entienden que una política basada en el excepcionalismo de quienquiera que sea y la supresión de otras culturas y pueblos es intrínsecamente criminal, y que debemos cerrar este capítulo vergonzoso. El actual colapso de la hegemonía occidental es irreversible. Y repito: las cosas nunca serán iguales.

El campo de batalla al que el destino y la historia nos han llamado es un campo de batalla para nuestro pueblo, para la gran Rusia histórica. (Aplausos.) Para la gran Rusia histórica, para las generaciones futuras, para nuestros hijos, nietos y bisnietos. Debemos protegerlos contra la esclavitud y los experimentos monstruosos que están diseñados para lisiar sus mentes y almas.

Hoy estamos luchando para que nunca se le ocurra a nadie que Rusia, nuestro pueblo, nuestra lengua o nuestra cultura puedan ser borradas de la historia. Hoy necesitamos una sociedad consolidada, y esta consolidación solo puede basarse en la soberanía, la libertad, la creación y la justicia. Nuestros valores son la humanidad, la misericordia y la compasión.

Y quiero terminar con las palabras de un verdadero patriota Ivan Ilyin: «Si considero a Rusia mi patria, eso significa que amo como ruso, contemplo y pienso, canto y hablo como ruso; que creo en la fuerza espiritual del pueblo ruso. Su espíritu es mi espíritu; su destino es mi destino; su sufrimiento es mi aflicción; y su prosperidad es mi alegría.»

Detrás de estas palabras se encuentra una gloriosa elección espiritual que, durante más de mil años de existencia de Rusia como Estado, fue seguida por muchas generaciones de nuestros antepasados. Hoy, estamos haciendo esta elección; los ciudadanos de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk y los habitantes de las regiones-provincias de Zaporiya y Jerson

han hecho esta elección. Han elegido estar con su pueblo, estar con su Patria, compartir su destino y salir victoriosos junto con ella.

¡La verdad está con nosotros, y detrás de nosotros está Rusia! (Aplausos.)

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