«Historia de San Fermín», 2023. Charles Salmon (traducción de Esther Herrera). Ya disponible en Amazon en edición Kindle y en tapa blanda.
Fermín (Firminus), hijo de Firmo, ha “nacido” unas cuantas veces. La primera en Pamplona, no lejos de aquí. En la Pompaelo romana se crió y se convirtió al primer cristianismo de mano de San Saturnino, a finales del siglo I… o quizá del III: hay muchas cosas que no se saben, como es lógico en una época tan lejana y un personaje que todavía no era relevante. Todo lo que creemos saber de él se basa en tradiciones.
La segunda vez fue cuando fue ejecutado por el gobernador romano por predicar contra el culto imperial en el norte de las provincias galas. Con ello, Fermín pasa de predicador a mártir, y su enterramiento se convierte en lugar de veneración para los primeros cristianos durante los convulsos siglos siguientes. Unos siglos en los que los seguidores de Fermín convencen primero a los romanos y luego a los invasores francos, culminando con la conversión del rey Clodoveo (Clovis) ya casi en el siglo VI.
La tercera empieza ya en el siglo VII, cuando el obispo de Amiens decide desenterrarlo y convertir sus reliquias en el centro del culto en su catedral. El descubrimiento y traslado de las mismas se convierten en un fenómeno social que le consolida como uno de los santos más queridos de la zona. Ya contaba con decenas de lugares dedicados a lo largo de su camino por las carreteras romanas, y Amiens se convierte rápidamente en el epicentro.
Pero ese culto era francés, no navarro. Cabe pensar que la historia de Fermín volvió a su tierra de manos de los francos que recorrían el Camino de Santiago, o de los se asentaron en el reino al calor de los privilegios reales. No es hasta el siglo XII cuando la primera de sus reliquias llega a Pamplona desde Amiens, donde da pie a un culto basado en el que se había desarrollado en el norte. Hoy hay varias en la ciudad, y el santo es copatrón de Navarra.
También en torno a esa época empiezan las evidencias de festejos taurinos en Pamplona. Si la tradición de correr los encierros es original o vino de Cuéllar es otra cuestión enterrada en la Historia, pero la de encomendarse a San Fermín y su capote es muy propia. El traslado de la feria y fiestas a Julio contribuyó también a consolidarlas, y su reconocimiento internacional moderno las ha convertido a ellas, a Pamplona y a San Fermín en nombres conocidos en medio mundo.
A partir de la Ilustración, y sobre todo de la Revolución Francesa, las historias tradicionales de los santos empiezan a sufrir el ataque racionalista; San Fermín no es una excepción. Se pone en duda todo lo que no se puede demostrar y, en una ciudad que no sabe cuándo ni cómo se fundó (y pese a ello existe tranquilamente), se pone en duda que su primer personaje notorio haya existido. Habíamos llegado al punto en que no se podía encontrar un sólo libro sobre San Fermín en las librerías de su ciudad.
Lo que es indudable es que, desde hace casi dos mil años, millones de humanos le han considerado real y han actuado en consecuencia, dando forma a sus vidas y hasta a sus ciudades en función de ello. Naciera en Pamplona o no (y la ausencia de prueba no es prueba de ausencia) San Fermín es Historia, tanto como cualquier otra creencia, y mucho más sólida que la mayoría.
Con “Historia de San Fermín” hemos querido recuperar esas tradiciones completas, así como las cuestiones y dudas que suscitan, basándonos en el autor de referencia sobre el protagonista. También hemos querido actualizarlo con información sobre ese rastro físico y artístico, y esos rituales, que le han mantenido presente hasta hoy en Amiens, donde más se le recuerda.
La historia de San Fermín continúa. Este mismo año se esperan novedades importantes, también desde Amiens, sobre nuestro personaje. Si serán suficientes para que «renazca» una vez más, sólo el tiempo lo dirá.
La presentación formal del libro tendrá lugar el 3 de Marzo en el Civivox Condestable, y vendrá precedida de otras actividades que se anunciarán en los próximos días.