Esta semana, miles de estudiantes navarros se han presentado a la EvAU, la prueba sucesora de la Selectividad que va a marcar sus posiibilidades de acceso a las universidades y carreras de su elección. Otros cientos de miles lo han hecho en toda España, pero no todos en las mismas condiciones.
La plataforma Escuela de Todos, de la que forma parte Pompaelo como entidad cofundadora, ha lanzado una campaña orientada defender la igualdad de oportunidades y la no discriminación de los alumnos en los exámenes de acceso a la universidad, en función de la comunidad autónoma en la que residan.
Actualmente, aunque sobre el papel tanto los exámenes como los criterios de corrección deban estar alineados y el derecho a examinarse en la lengua cooficial de elección se respete, se producen muchas distorsiones. Las Comisiones que organizan las pruebas en las distintas comunidades tienen una gran capacidad para adecuarlas, y la presión de los nacionalismos en la instituciones se hace notar.
Ni el temario ni las preguntas ni el nivel de exigencia son los mismos en las 17 comunidades, lo que resulta en calificaciones diferentes para el mismo nivel de competencia técnica, en función de la comunidad y el idioma. Este es el principal factor que explica que los alumnos catalanes que no estudian en español puedan obtener mejores notas en lengua española en la selectividad que los que la estudian siendo su lengua materna, entre otras distorsiones.
Desde el punto de vista inmediatamente navarro, esta distorsión en las notas favorece el acceso de personas de las comunidades menos exigentes a las universidades más competitivas, perjudicando a los alumnos que estudian y se examinan en Navarra.
La presión de Escuela de Todos ya ha tenido éxitos este año, logrando por ejemplo que la Universidad de Baleares facilite simultáneamente los exámenes en catalán y en español sin obligar, como antes, a los castellanohablantes a pedirlos (significándose y perdiendo tiempo).
(Imagen de Jeswin Thomas vía Pexels).